Últimas noticias

sábado, 27 de marzo de 2021

Orientaciones de la Santa Sede para la Semana Santa 2021

 Este año, al igual que el año pasado, seguimos en pandemia y eso supone que habrá restricciones y medidas anti-contagio durante la Semana Santa. De hecho, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha enviado a los Obispos y a las Conferencias Episcopales de todo el mundo algunas orientaciones sobre las celebraciones de la Semana Santa de este año, con el fin de ayudar a los obispos en su tarea de valorar las situaciones concretas y procurar el bien espiritual de pastores y fieles para vivir esta gran semana del año litúrgico.

La Nota, firmada por el Cardenal Robert Sara, actual Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, asegura que el Obispo, como moderador de la vida litúrgica en su iglesia, “está llamado a tomar decisiones prudentes para que las celebraciones litúrgicas se desarrollen con fruto para el pueblo de Dios y para el bien de las almas que le han sido confiadas, teniendo siempre en cuenta la protección de la salud y cuánto ha sido prescrito por las autoridades responsables del bien común”.

¿Cuales son estas orientaciones que propone la Santa Sede?

La Santa Sede sugiere “facilitar y privilegiar la difusión mediática de las celebraciones presididas por el Obispo” y “prestar especial atención a algunos momentos y gestos particulares, respetando las exigencias sanitarias”. En cuanto a la Misa crismal, pide, si es necesario, “que se traslade a otro día más adecuado en el que pueda participar una representación significativa de pastores, ministros y fieles”. Para las celebraciones del Domingo de Ramos, del Jueves Santo, del Viernes Santo y de la Vigilia Pascual, la nota explica que “se aplican las mismas indicaciones del año pasado”. Además, se anima a “preparar subsidios adecuados para la oración en familia y personal, potenciando así algunas partes de la Liturgia de las Horas”.

El Decreto del 25 de marzo de 2020 es válido también para este año

El año pasado, por mandato del Santo Padre, se emitió un Decreto en el que se ofrecen algunas orientaciones para las celebraciones de la Semana Santa. La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos asegura que tal Decreto “es válido también para este año” e invita a “releerlo” con vistas a las decisiones que los Obispos tendrán que tomar con respecto a las próximas celebraciones pascuales en la situación particular de su país.

En tal decreto se informa que la fecha de la Pascua “no puede ser trasladada” por lo que en los países afectados por coronavirus, los Obispos y los presbíteros “deben celebrar los ritos de la Semana Santa sin la presencia del pueblo y en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz”.


En el Domingo de Ramos, se sugiere que “se celebre en el interior del edificio sagrado, en las iglesias catedrales se adopte la segunda forma prevista del Misal Romano, y en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la tercera”.

En cuanto a la Misa crismal, las Conferencias Episcopales “pueden trasladarla a otra fecha” si es necesario.

En el Jueves Santo, por su parte, se pide que “se omita el lavatorio de los pies” y al final de la Misa en la Cena del Señor, “se omita también la procesión” y el Santísimo Sacramento “se reserve en el Sagrario”.

El Viernes Santo, en la Oración Universal, los Obispos “se encargarán de preparar una especial intención por los que se encuentran en situación de peligro, los enfermos y los difuntos” y la Adoración de la Cruz con el beso “se limita solo al celebrante”.

Finamente, en la Vigilia Pascual, se pide que se celebre “solo en iglesias catedrales y parroquiales” y para la Liturgia Bautismal “se mantenga solo en la renovación de las promesas bautismales”. Por último, explican que, las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual “podrán ser trasladadas a otros días convenientes a juicio del obispo diocesano” por ejemplo, el 14 y el 15 de septiembre.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Los templos verán limitado su aforo a un tercio en ciudades españolas con altas tasas de contagio por coronavirus

El Ministerio de Salud del gobierno de España ha publicado hoy en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una serie de normas que se aplicarán en las ciudades de más de cien mil habitantes con una alta tasa de contagio por coronavirus. La medida afecta al aforo de los templos y a los velatorios


 El BOE recoge, entre otras, las siguientes medidas:

3) Lugares de culto: El aforo máximo será de un tercio, garantizando en todo caso la distancia mínima interpersonal de 1,5 metros.

4) Velatorios:

a) Aforo máximo de quince personas en espacios al aire libre o diez en espacios cerrados, sean o no convivientes.

b) La participación en la comitiva para el enterramiento o despedida para la cremación de la persona fallecida se restringirá a un máximo de quince personas.

¿A qué localidades afecta?

1.1 La declaración de actuaciones coordinadas obligará a las comunidades autónomas a adoptar, al menos, las medidas que se prevén en el apartado 2 en los municipios de más de 100.000 habitantes que formen parte de su territorio, cuando concurran las tres circunstancias siguientes:

a) El municipio presente una incidencia de 500 casos o más por 100.000 habitantes en 14 días (medida hasta 5 días antes de la fecha de valoración). Este criterio no será de aplicación si al menos el 90% de los casos detectados en el municipio se corresponden con brotes no familiares perfectamente identificados y controlados, y si estos han sido convenientemente comunicados al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad.

b) El municipio presente un porcentaje de positividad en los resultados de las pruebas diagnósticas de infección activa por COVID-19 realizadas en las dos semanas previas superior al 10%.

c) La comunidad autónoma a la que pertenezca el municipio presente una ocupación de camas por pacientes COVID-19 en unidades de cuidados intensivos superior al 35% de la dotación habitual (época pre-COVID-19) de camas de cuidados críticos en los centros hospitalarios existentes a la fecha de adopción del presente Acuerdo.

El gobierno ha dado 48 horas a las comunidades autónomas afectadas para que se cumplan todas las disposiciones.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Solemnidad de Todos los Santos

 De los sermones de san Bernardo, abad

¿De qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma solemnidad que celebramos? ¿De qué les sirven los honores terrenos, si reciben del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo.

Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar en ellos, se enciende mí un fuerte deseo. El primer deseo que promueve o aumenta en nosotros el recuerdo de los santos es el de gozar de su compañía, tan deseable, y de llegar a ser conciudadanos y compañeros de los espíritus bienaventurados, de convivir con la asamblea de los patriarcas, con el grupo de los profetas, con el senado de los apóstoles, con el ejército incontable de los mártires, con la asociación de los confesores con el coro de las vírgenes, para resumir, el de asociarnos y alegrarnos juntos en la comunión de todos los santos. Nos espera la Iglesia de los primogénitos, y nosotros permanecemos indiferentes; desean los santos nuestra compañía, y nosotros no hacemos caso; nos esperan los justos, y nosotros no prestamos atención.

Despertémonos, por fin, hermanos; resucitemos con Cristo, busquemos los bienes de arriba, pongamos nuestro corazón en los bienes del cielo. Deseemos a los que nos desean, apresurémonos hacia los que nos esperan, entremos a su presencia con el deseo de nuestra alma. Hemos de desear no sólo la compañía, sino también la felicidad de que gozan los santos, ambicionando ansiosamente la gloria que poseen aquellos cuya presencia deseamos. Y esta ambición no es mala, ni incluye peligro alguno el anhelo de compartir su gloria.

El segundo deseo que enciende en nosotros la conmemoración de los santos es que, como a ellos, también a nosotros se nos manifieste Cristo, que es nuestra vida, y que nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria. Entretanto, aquel que es nuestra cabeza se nos representa no tal como es, sino tal como se hizo por nosotros, no coronado de gloria, sino rodeado de las espinas de nuestros pecados. Teniendo a aquel que es nuestra cabeza coronado de espinas, nosotros, miembros suyos, debemos avergonzarnos de nuestros refinamientos y de buscar cualquier púrpura que sea de honor y no de irrisión.

Llegará un día en que vendrá Cristo, y entonces ya no se anunciará su muerte, para recordaros que también nosotros estamos muertos y nuestra vida está oculta con él. Se manifestará la cabeza gloriosa y, junto con él, brillarán glorificados sus miembros, cuand¬o transfigurará nuestro pobre cuerpo en un cuerpo glorioso semejante a la cabeza, que es él. Deseemos, pues, esta gloria con un afán seguro y total. Mas, para que nos sea permitido esperar esta gloria y aspirar a tan gran felicidad, debemos desear también, en gran manera, la intercesión de los santos, para que ella nos obtenga lo que supera nuestras fuerzas.




Oración

Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

De las lecturas de la Eucaristía 

San Mateo 5, 1-12a. Las Bienaventuranzas.

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

La Iglesia triunfante y la Iglesia purgante.

Del Catecismo de la Iglesia Católica, nos. 1022-1023-1026-1027-1029 a 1031.

Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación, bien para condenarse inmediatamente para siempre. «A la tarde te examinarán en el amor» (San Juan de la Cruz, Avisos y sentencias, 57).

Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, porque lo ven "tal cual es", cara a cara. Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama "el cielo" . El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones.

Por su muerte y su Resurrección Jesucristo nos ha "abierto" el cielo. La vida de los bienaventurados consiste en la plena posesión de los frutos de la redención realizada por Cristo, quien asocia a su glorificación celestial a aquellos que han creído en Él y que han permanecido fieles a su voluntad. El cielo es la comunidad bienaventurada de todos los que están perfectamente incorporados a Él.

Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo, sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén celeste, paraíso: "Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman" (1 Co 2, 9).

En la gloria del cielo, los bienaventurados continúan cumpliendo con alegría la voluntad de Dios con relación a los demás hombres y a la creación entera. Ya reinan con Cristo; con Él "ellos reinarán por los siglos de los siglos".

Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. 

La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura habla de un fuego purificador... Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura...

Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.

martes, 8 de septiembre de 2020

El rezo del Santo Rosario

La importancia del rezo del Santo Rosario ha sido defendida desde hace siglos por muchos santos pontífices, y es que se puede decir que después de la misa es la devoción con mayor seguimiento por parte de los fieles. Devoción que en muchas familias y colegios se inculca desde temprana edad, para darle significado y sentido al Santo Rosario.


En el Santo Rosario rezamos y meditamos cada uno de los misterios y se lo presentamos a Nuestra Señora para que interceda por nosotros. Con el rezo del Santo Rosario se alcanza una paz que de otra manera no podríamos conseguir. Nos prestamos voluntarios para ayudar a que el Señor traiga la paz a nuestro mundo haciendo oración por los pecadores y alejando todo mal y nos prepara a estar prestos para recibir el Espíritu Santo y realizar obras siguiendo la voluntad del Padre y el amor de Jesús. Dice Nuestra Señora: "Cada vez que rezais el Rosario se abre el cielo y brotan gracias".


El rezo del Santo Rosario tiene grandes virtudes y beneficios. Es, por ejemplo, la mejor arma contra el maligno, ya que es un arma que nos trae la verdadera paz, nos llena de humildad ya que nos invita a seguir el ejemplo de María; también es conocido que el rezo del Santo Rosario nos concede indulgencias. Además, es una manera sencilla y hermosa de repetirle muchas veces a Nuestra Señora lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo.


En estos tiempos que vivimos, en los que se hace a veces difícil aceptar la voluntad de Dios, es cuanto más tenemos que rezar el Rosario, por los enfermos, por los fallecidos de la pandemia del COVID-19, por las personas que sufren, por los que se condenan día a día a veces, sin saberlo, por nosotros, por la Iglesia.


En Radio Seminario hemos recuperado el Santo Rosario con las meditaciones de cada misterio que escribió en su día San Josemaría Escrivá de Balaguer, todos los misterios y las meditaciones se encuentran en el podcast que se facilita a continuación; que está disponible en: Google Podcasts, Spotify, iTunes, Deezer e Ivoox. Una forma sencilla de rezar el Santo Rosario todos los días y llevarlo en nuestro móvil.




martes, 1 de septiembre de 2020

Los obispos ingleses apoyan la vacunación

La Iglesia Católica apoya la vacunación porque ayuda a proteger a las personas más vulnerables de la sociedad, dijeron los obispos en Inglaterra el jueves.

En una de tres páginas de papel expedida el 30 de julio, los obispos dijeron que querían «proporcionar claridad y garantías a los católicos sobre enseñanza de la Iglesia y las cuestiones morales respecto a la vacunación».

Ellos escribieron: «La Iglesia Católica apoya firmemente la vacunación y considera que los católicos tienen el deber prima facie de ser vacunados, no solo por su propia salud sino también por solidaridad con los demás, especialmente con los más vulnerables. Creemos que existe la obligación moral de garantizar la cobertura de vacunación necesaria para la seguridad de los demás. Los vulnerables incluyen los afectados por la inmunodeficiencia, las mujeres embarazadas y sus hijos por nacer».


Los obispos reconocieron la angustia que enfrentaron los católicos al considerar si permitir que sus hijos reciban vacunas desarrolladas utilizando tejido derivado de bebés abortados.

Los obispos dijeron que «la Iglesia se oponía a la producción de tales vacunas. Sin embargo, la Iglesia enseña que la importancia primordial de la salud de un niño y otras personas vulnerables podría permitir a los padres usar una vacuna que se desarrolló en el pasado utilizando estas líneas celulares diploides».



Citaron una nota de 2017 de la Academia Pontificia para la Vida, que decía que «todas las vacunas clínicamente recomendadas pueden usarse con la conciencia tranquila y que el uso de tales vacunas no significa algún tipo de cooperación con el aborto voluntario».

Los obispos dijeron que la Iglesia estaba orando por aquellos que buscaban desarrollar una vacuna contra el coronavirus, que al 31 de julio había cobrado más de 673,000 vidas en todo el mundo.

miércoles, 12 de junio de 2019

Virgen del Verano

A ti, María, nuestra Madre, la Virgen del verano,

dirigimos nuestras miradas y pensamientos:

haznos más humanos y nobles.

Somos conscientes de las dificultades:

la mediocridad y el abandono,

la pereza y los falsos ideales,

la riqueza que nos sueña dueños del mundo

y crea en nosotros contravalores

que nos hacen perder el sentido de las cosas.

¡Intercede por nosotros, tus hijos!

Dirige nuestros pasos al encuentro de Cristo;

haz de nuestras familias comunidades de fe;

dirige a nuestros niños para que crezcan en la verdad;

dirige a nuestros jóvenes para que sean fieles a Dios; 

haz de los padres educadores comprometidos;

haz a los ancianos fuertes en la tribulación...

¡A ti, Madre y Patrona, Virgen del verano,

elevamos hoy nuestra oración!

¡Tú no nos abandones, Virgen Gloriosa y Bendita!




sábado, 4 de mayo de 2019

La diferencia entre profesor y amigo

"Te estoy muy agradecido por el año que vivimos juntos. No aprendí muchas cosas; me di cuenta de lo que es un profesor y de lo que es un amigo."

"Un profesor, es el que te regala lo que sabe; un amigo es quien se te regala; el profesor es un añadido, el amigo es alguien que ha entrado en tu vida, que estará para siempre en ella. Y así es como yo te siento. Me dijiste la verdad aunque no me gustara. Me cantaste las cuarenta cuando me ponía rebelde y cabezón. En silencio, caminaba a su vera, escuchando y, un tanto emocionado por lo que Martín comentaba, algo de lo que yo nunca había sido consciente."

"Esta sustancial diferencia entre profesor y amigo jamás la olvidaré"

"Quiero prepararme para la vida. Seguiré deslizándome en patinete, como tú decías... pero quiero llevar conmigo otras formas de caminar. No te asustes, viejo profesor; no recuerdo nada de lo que me enseñaste; solo te recuerdo como amigo.

(Martín Gómez Molina)




jueves, 4 de abril de 2019

La muerte se ha muerto para siempre

Todos por un momento creyeron que la resurrección sería contagiosa y las piedras y los olivos tocaban su manto, secretamente, incapaces de contener su alegría. 


Un viento no quiso bautizarse perdió su aire en el atrio del templo; una rosa se equivocó de piso y nació verde; y hasta hubo un fariseo, que, al vestirse, se olvidó de calzar la hipocresía.


Decidme, decidme, los que sabéis, ¿de dónde se saca la alegría?



Bajo la piel del agua de la muerte del hombre escucho las campanas de una resucitada primavera que canta como una solemne catedral sumergida. Y mi canto es acción de gracias porque todos soñamos que la muerte se ha muerto para siempre.



(José Luís Martín Descalzo)

Radio Seminario

















lunes, 4 de marzo de 2019

No estás deprimido, estás distraído.

No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla. Distraido de la vida que te rodea... Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado...

¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte; hay mudanza... Haz solo lo que amas y serás feliz... Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, para compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda: "Amarás al prójimo como a ti mismo".

Reconcíliate, pues contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra De Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.


No estás deprimido, estás distraído, acaso excesivamente despistado.

(Facundo Cabral)







domingo, 24 de febrero de 2019

Preguntas Frecuentes sobre la Fe Católica

¿Por qué la Misa es los Domingos?
Jesús resucitó el primer día de la semana, al día siguiente del sabbat (sábado). Por eso los cristianos nos reunimos ese día con Jesús.Con el tiempo llegó a llamarse el día del Señor, en latín "dies dominicus". De ahí viene nuestra palabra domingo. 
¿Por qué es necesario que haya un sacerdote para la celebración de la Misa?
Porque él ha recibido la misión de hacer presente a Jesús en la reunión de los cristianos. Él preside la celebración de la Cena del Señor, en nombre de Jesucristo.
¿Por qué se hace una colecta?
Los cristianos colaboramos con los gastos del templo y ayudamos a los necesitados.
¿Por qué algunas personas no comulgan?
Antes de comulgar por primera vez, los niños y los adultos bautizados reciben una preparación que les ayuda a creer firmemente en la presencia real de Jesús en el pan y el vino consagrados. Si no han recibido esa preparación, no van a entender lo que están haciendo. (También cuando se está en pecado mortal no se puede comulgar).

¿Qué Significa?


ALELUYA: Esta palabra hebrea significa: "que viva Dios, hay que darle gracias y alabarlo". AMÉN: La palabra la hemos heredado, sin traducirla, del hebreo, y significa "firme, seguro, estable, válido".  Por eso se convirtió ya en el Antiguo Testamento en la aclamación con la que alguien, sobre todo la comunidad manifestaba su asentimiento y aceptación de lo que se ha dicho o propuesto. Con esta palabra se acaban las oraciones, bendiciones, promesas, alianzas.  Simbólicamente se llama al mismo Dios "Dios del Amén" (Is 65,16), y en el Nuevo Testamento se afirma de Cristo Jesús que es tanto el Amén de Dios a la humanidad como el de la humanidad a Dios: "en Cristo sólo ha habido si: todas las promesa hechas por Dios han tenido su sí en él, y por eso decimos por él amén a la gloria de Dios" (2 Co 1, 19-20).  Al mismo Cristo se le define como "el Amén":"Así habla el Amén, el testigo fiel y veraz" (Apoc 3, 14).Desde siempre se ha pronunciado el Amén en la liturgia cristiana, por ejemplo después de las oraciones.  Como decía san Agustín, "el amén de ustedes es su firma (suscriptio), su asentamiento (consensio) y su compromiso (adstipulatio)" (Sermón contra los pelagianos, 3). 
Hay dos momentos en que el Amén tiene particular sentido.  Ante todo como conclusión de la Plegaria eucarística.  La comunidad subraya diciendo, o mejor, cantando, el Amén a lo que el que preside ha proclamado en su nombre. También en la comunión, cuando el ministro dice "El Cuerpo de Cristo" o "La Sangre de Cristo", el que recibe la comunión contesta "Amén", reafirmando así su profesión de fe en este momento privilegiado.ANTIFONA, ANTIFONARIO: Viene de la palabra griega "antifoné", sonido o canto contrario; designaba al principio un estilo de salmodia en el que dos coros alternan en su rezo o canto, estilo llamado por tanto "antifónico".Luego se ha llamado antífona a otras realidades.  En la Eucaristía los cantos de entrada, ofertorio y comunión se llaman también en el Misal "antífonas".  Lo mismo sucede en Completas con el canto mariano final.Pero sobre todo se da este nombre a las breves frases que se dicen o cantan antes y después del Salmo, en el Oficio divino.  A veces estas frases están tomadas del mismo Salmo (destacando así una idea más oportuna para el tiempo o la fiesta), otras veces son pensamientos bíblicos o del mismo evangelio (que así dan color cristiano al rezo del Salmo), mientras que otras son frases que se aluden a la teología de la fiesta o a las características del santo que se celebra.En la oración de la comunidad cristiana estas antífonas han gozado siempre de aprecio, sobre todo cuando se cantan, y han mostrado una eficacia notable para hacer más viva la participación del pueblo en el rezo de los Salmos.  "Las antífonas ayudan a poner de manifiesto el género literario del Salmo, lo transforman en oración personal, iluminan mejor alguna frase digna de atención y que pudiera pasar inadvertida, proporcionan a un determinado Salmo cierta tonalidad peculiar según las diversas circunstancias; más aun, siempre que se excluyan acomodaciones chocantes, contribuyen en gran medida a poner de manifiesto la interpretación tipológica o festiva, y pueden hacer agradable y variada la recitación de Salmos" (IGLH 113).

ANTIGUO TESTAMENTO: Una de las novedades más significativas de la nueva liturgia postconciliar ha sido el lugar mucho más significativo que se le ha dado a la proclamación del Antiguo Testamento.En el ciclo ferial de la Eucaristía (de dos años) y en el Leccionario (sobre todo el bienal) del oficio de Lecturas, se incluyen largas selecciones del mismo en lectura (semi) continuada.  También las primeras lecturas de la Eucaristía dominical se toman del Antiguo Testamento, excepto en la Cincuentena Pascual.  En el caso de los domingos el Antiguo Testamento se "compone armónicamente con el evangelio" (OLM 67), mientras que en la lectura continuada de las ferias y en el oficio de Lecturas se seleccionan sus libros por si mismos, para seguir con ellos la dinámica de la historia de la Salvación. Así se ayuda a entender el misterio de la salvación en Cristo también en su perspectiva de Historia, que abarca en un único movimiento la preparación del laurel y el tiempo de la Iglesia, centrados ambos en el acontecimiento de Cristo.  "En la liturgia la Iglesia sigue fielmente el mismo sistema que usó Cristo en la lectura e interpretación de las Sagradas Escrituras, puesto que él exhorta a profundizar el conjunto de las Escrituras partiendo del hoy de su acontecimiento personal" (OLM 3; Cf Lc 4, 16-21; 24, 5-35.44-49).  Con la distribución de las lecturas pensada para los domingos (Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Evangelio) "se pone de relieve la unidad de ambos Testamentos y de la Historia de la Salvación, cuyo centro es Cristo contemplado en su Misterio Pascual" (OLM 66).El Antiguo Testamento nos ayuda a entender el Nuevo Testamento. Las categorías de la salvación en Cristo están tomadas de la herencia de Israel: Pascua, memorial, Mesías, profetas, el Siervo.Como decía san Agustín, en el Antiguo Testamento está latente ("latet") ya el Nuevo, y en el Nuevo se hace patente ("patet") el Antiguo (Cf DV 16 y OLM 5).  Esto vale para entender el misterio de Cristo y también para lección de nuestra vida cristiana.  La historia de Israel y la nuestra son continuación de una misma actuación salvadora de Dios, aunque con la esencial evolución de haberse cumplido en Cristo el tiempo de la plenitud.AÑO LITÚRGICO: Se llama "Año Litúrgico" o "Año Cristiano" a la especial organización del año como celebración progresiva del misterio de Cristo: "La Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año, la obra salvífica de su divino Esposo...En el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la navidad hasta la Ascención y Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor" (SC 102).El comienzo y el ritmo de este Año Litúrgico es distinto al año civil, o del escolar, o del comercial.  Comienza ahora en el primer domingo de Adviento, en la liturgia romana.  En el pasado ha habido épocas y familias litúrgicas que más bien lo iniciaban en primavera o en otoño.ATRIO: El atrio, del latín "atrium", indica el pórtico o espacio previo, a veces rodeado de columnas, de los edificios, sobre todo los palacios y las basílicas. Equivale al griego "narthex". En los textos del Antiguo Testamento resuena con frecuencia la alusión a los atrios del Templo de Jerusalén: "Entren en sus atrios trayéndole ofrendas, póstrense ante el Señor en el atrio sagrado" (Sal 95, 8-9).A veces el atrio equivale al templo mismo, en sentido simbólico: "Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa" (Sal 83, 11). Litúrgicamente puede tener un buen sentido pastoral el que haya un espacio intermedio entre la calle y la iglesia, una cierta separación pedagógica, que de algún modo "defienda" el espacio interior como espacio de silencio y oración, y a la vez sea lugar de reunión, saludo o despedida, antes y después de la celebraciónBENEDICTUS: El "Benedictus" es un cántico que Lucas pone en labios de Zacarías, padre de Juan Bautista, y que nosotros cantamos cada día en Laudes. El Benedictus, como el Magnificat, "expresa la alabanza y acción de gracias por la obra de la salvación" (IGLH 50).  Está lleno de citas, explícitas o implícitas, del Antiguo Testamento, anunciando que Dios cumple ahora, con el Mesías, lo prometido, "según lo había predicho por boca de sus santos profetas", "realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres". Ahora, con la plenitud de Cristo, "ha visitado y redimido a su pueblo", dándole "la salvación que nos libra de nuestros enemigos"


.BIBLIA: Es el libro sagrado de los cristianos. El Antiguo Testamento narra la Alianza que Dios hizo con el pueblo judío antes de Jesús. El Nuevo Testamento narra la Nueva Alianza que Dios hizo con todos los hombres por medio de su Hijo Jesucristo.BREVIARIO: Breviario (del latín "brevarium") quiere decir resumen, abreviación. Tertuliano llama al Padrenuestro "brevarium totius Evangelii", "resumen de todo el Evangelio" (Ora.  I). Se ha llamado así sobre todo al volumen o volúmenes en que a partir del siglo XII se fue concentrando todo el Oficio Divino.  Hubo ya desde el siglo X una tendencia a refundir en volúmenes únicos los libros litúrgicos que antes estaban separados, pero que así podían facilitar el rezo (lecturas, oraciones, salmos, antífonas e himnos, etc.).  El Breviario completo sólo aparece a principios del siglo XIII, para uso de la Curia romana bajo el pontificado de Inocencio III, y fue difundido en seguida sobre todo por los franciscanos, que así, con un volumen más manual, sin musicalización y con lecturas más breves, podían rezar mejor desde su característica de vida itinerante.  El Breviario se adaptaba más a lo que poco a poco iba a ser el modo más frecuente de rezo, el personal, abandonado así el rezo comunitario en coro.CATÓLICA: En griego, esta palabra significa "universal": la Iglesia está abierta a todos los habitantes del universo.


CAMPANAS: Es muy antiguo el uso de objetos metálicos para señalar con su sonido la fiesta o la convocatoria de la comunidad.  Desde el sencillo "gong" hasta la técnica evolucionada de los fundidores de campanas o los campanarios eléctricos actuales, las campanas y las campanillas se han utilizado expresivamente en la vida social y en el culto. Son instrumentos de metal, en forma de copa invertida, con un badajo libre. Cuando los cristianos pudieron construir iglesias, a partir del siglo IV, pronto se habla de torres y campanarios adosados a las iglesias, con campanas que se convertirán rápidamente en un elemento muy expresivo para señalar las fiestas y los ritmos de la celebración cristiana.  También dentro de la celebración se utilizaron las campanillas, a partir del siglo XIII, ahora bastante menos necesarias (IGMR 109 deja libre su uso) porque ya la celebración la seguimos más fácilmente, a no ser que se quieran hacer servir, no tanto para avisar de un momento -por ejemplo, la consagración- sino para darle simbólicamente realce festivo, como en el Gloria de la Vigilia Pascual.Los nombres latinos de "signum" o "tintinnabulum" se convierten más tarde, hacia el siglo VI, en el de "vasa campana", seguramente porque las primeras fundiciones derivan de la región italiana de Campania. Las campanas del campanario convocan a la comunidad cristiana, señalan las horas de la celebración (la Misa mayor), de oración (el Angelus o la oración comunitaria de un monasterio), diversos momentos de dolor (la agonía o la defunción) o de alegría (la entrada del nuevo obispo o párroco) y sobre todo con su repique gozoso anuncian las fiestas.  Y así se convierten en un "signo hecho sonido" de la identidad de la comunidad cristiana, evangelizador de la Buena Noticia de Cristo en medio de una sociedad que puede estar destruida.  Como también el mismo campanario, con su silueta estilizada, se convierte en símbolo de la dirección trascendente que debería tener nuestra vida.CANON: La palabra viene del griego "kanon", que indica regla, medida, norma.  Se aplica a muchas realidades; los canones de la convivencia o del arte, los canones del Código de Derecho, los libros "canónicos" (los que la iglesia admite como revelados), las horas "canónicas" del Oficio Divino, la "canonización" de los santos, etc.En liturgia se ha aplicado a la oración central de la Eucaristía. En latín se llamó "canon actionis", en el sentido de "norma con que se desarrolla la acción"  Sacramentario Gelasiano) o "canon Missae" (Sacramentario Gregoriano).  Pero ha tenido otros nombres: anáfora, prex, y ahora sobre todo "Plegaria Eucarística", que expresa mejor su contenido.
CÁNTICO: Se llama cánticos en la Liturgia de las Horas a los cantos de la Biblia, a modo de himnos, pero que no son salmos.  Se emplean en varias horas de la alabanza de las Horas. En Laudes, entre los salmos primero y tercero se intercala, en segundo lugar, un cántico del Antiguo Testamento (Daniel, Judit, Tobías, y sobre todo Isaías), uno para cada uno de los días durante cuatro semanas.  En Vísperas, después de los dos primeros salmos, se añade -y ha sido novedad en esta última reforma- un cántico del Nuevo Testamento (Efesios, Filipenses, y sobre todo Apocalipsis), una serie de siete que se repiten cada semana, más uno de la carta de Pedro para los domingos de Cuaresma.También son cánticos los tres cantos del evangelio que se incluyen cada día en la alabanza de las Horas.  El Benedictus, el Magnificat y el Nunc dimittis, los tres tomados del evangelio de Lucas, y que son tratados en su rezo con los mismos honores que la proclamación del evangelio en la Eucaristía.  También se utilizan los cánticos para las Vigilias prolongadas (Cf IGLH 73).CANTO: El canto (del latín "cantus, cantare") es uno de los elementos más importantes de la oración litúrgica.  Su motivación y su especificación se encuentra sobre todo en dos documentos: la instrucción "Musicam sacram", de 1967, y la introducción a la Liturgia de las Horas (1971: IGLH 267-84). El canto expresa y realiza nuestras actitudes interiores.  Tanto en la vida social como en la cúltico-religiosa, el canto no sólo expresa sino que en algún modo realiza los sentimientos interiores de alabanza, adoración, alegría, dolor, súplica.  "No ha de ser considerado el canto como un cierto ornato que se añade a la oración, como algo extrínseco, sino más bien como algo que dimana de lo profundo del espíritu del que ora y alaba a Dios" (IGLH 270).El canto hace comunidad, al expresar más validamente el carácter comunitario de la celebración, igual que sucede en la vida familiar y social como en la litúrgica.El canto hace fiesta, crea clima más solemne y digno en la oración: "nada más festivo y más grato en las celebraciones sagradas que una asamblea que toda entera, exprese su fe y su piedad por el canto" (MS 16).El canto es una señal de euforia.  El canto tiene en la liturgia una función "ministerial": no es como en un concierto, que se canta por el canto en sí y su placer estético y artístico. Aquí el canto ayuda a que la comunidad entre más en sintonía con el misterio que celebra. A la vez que crea un clima de unión comunitaria y festiva, ayuda pedagógicamente a expresar nuestra participación en lo más profundo de la celebración.Así el canto se convierte de verdad en "sacramento", tanto de lo que nosotros sentimos y queremos decir a Dios, como de la gracia salvadora que nos viene de él.CENA DEL SEÑOR: Del latín "coena o caena" (del griego "koiné", común, comida en común). Es el nombre que, junto al de "fracción el Pan", le da por ejemplo san Pablo en 1 Cor 11,20 a lo que luego se llamó "Eucaristía" o "Misa" ("kyriakon deipnon", cena señorial, del Señor Jesús).  Es también el nombre que le da el Misal actual: "Misa o Cena del Señor" (IGMR 2 y 7).El Jueves Santo la Eucaristía con que se da inicio al Triduo Pascual es la "Misa in Coena Domini", porque es la que más entrañablemente recuerda la institución de este sacramento por Jesús en su última cena, adelantando así sacramentalmente su entrega de la Cruz.CEREMONIA: Del latín "caerimonia o caermonia".  Se llama así a un rito, tanto en el contexto social como en el religioso, que se realiza en honor de alguien o de algo, con un tono de solemnidad ritual, más bien público y reglamentado.En todas las liturgias se habla de ceremonias: desde las del Templo de Jerusalén y las religiones paganas hasta la celebración cristiana. 

La expresión se entiende popularmente más bien referida a la forma exterior de rito y a su exactitud formal.  Pero eso no debe prejuzgar la profundidad de su estilo, que abarca tanto la fenomenología externa como la realidad invisible que sucede.  Es lo que quiere transmitir el Ceremonial de Obispos: "Las sagradas celebraciones que preside el obispo manifiestan el misterio de la Iglesia, en el cual está presente Cristo; no son, por lo tanto una mera suntuosidad de ceremonias" (n. 12).Seguimos llamando "maestro de ceremonias" al que, en colaboración con el presidente y los otros ministros, prepara y dirige la celebración (Cf IGMR 69, y sobre todo CE 34-36).
CREDO: Es una palabra latina que significa "creo". Con este nombre se designa la fórmula que expresa nuestra fe de cristianos.
CORDERO DE DIOS: En los tiempos del Antiguo Testamento, los creyentes ofrecían corderos a Dios.  A Jesús se le llama Cordero de Dios porque Él ofrece su vida a Dios.
COMUNIÓN DE LOS ENFERMOS: Algunos miembros de la comunidad cristiana, nombrados para ello pueden llevar la Eucaristía a domicilio a los enfermos. El sacerdote les confía la Hostia Sagrada en una pequeña cajita llamada "portahostias" y les encarga decirle al enfermo que todos oran por él.CONCELEBRACIÓN: Se llama concelebración al hecho de que varios sacerdotes celebran juntos la misma Eucaristía, presididos por el celebrante principal, en contraste con lo que hasta el 1965 era uso corriente: las Misas individuales en los varios altares. Se puede llamar así a toda clase de celebración, por ejemplo de la Liturgia de las Horas, pero se suele reservar a la de la Eucaristía.  El Concilio (SC 57) decidió restaurar o ampliar el rito de la concelebración a muchos más casos de los que antes se habían conservado de los siglos anteriores.  De tal modo que ahora es ya un uso corriente cuando son varios los sacerdotes presentes.  La regulación de este rito está en su propio ritual, el "Ritus servandus in Concelebratione Missae", promulgado por primera vez en 1965 (Cf IGMR 153-208).No son fáciles de interpretar los testimonios antiguos de la concelebración tanto en la iglesia latina como en la oriental. La forma de realizarla no era la actual, porque ahora --tal vez como efecto de la espiritualidad marcadamente ministerial e individual de los sacerdotes en los últimos siglos-- se ha instaurado una celebración en la que no sólo el sacerdote principal sino también los otros dicen algunas partes de la Plegaria Eucarística. En los primeros siglos era el obispo o sacerdote principal el único que asumía el papel presidencial, subrayando así más su ministerio de signo visible y sacramental de Cristo. La decisión no se ha tomado después del Concilio, sino ya antes, con Pío XII en 1957,en una respuesta del Santo Oficio.Si se ha decidido restaurar la concelebración eucarística, no ha sido precisamente porque así se resuelve el inconveniente de la pluralidad de Misas, ni para dar solemnidad a una fiesta, sino por motivos teológico-espirituales.La concelebración expresa mejor la unidad del sacerdocio: "son muchos los sacerdotes que celebran Misa: sin embargo cada uno no es más que un ministro de Cristo, que, por medio suyo, ejerce su sacerdocio" (Euch. Myst.  47; Cír PO 7).  Pone también de relieve la unidad del sacrificio eucarístico: "puesto que todas las Misas reactualizan el único sacrificio de Cristo", "varios sacerdotes a la vez, con una sola voluntad ofrecen, realizan y al mismo participan en uno solo sacrificio por medio de un solo acto sacramental" (ibid).  Y finalmente este modo de celebración pone de relieve la unidad del Pueblo de Dios: "pues toda Misa, en cuanto celebración del sacramento con que continuamente vive y crece la Iglesia...  es acción de todo el pueblo santo de Dios, que actúa según un orden jerárquico" (ibid). La concelebración se aconseja de modo particular en ocasiones en que tiene más significación eclesial: la Misa crismal, las ordenaciones, los sínodos, la dedicación de las iglesias, y en general todas las celebraciones presididas por el obispo. CONFESIÓN: La palabra "confesión" viene del latín "confiteri", que a su vez proviene de "fateri" y "fari", hablar.  En griego responde sobre todo a "exomológesis".  Significa declarar, reconocer, admitir, confesar.Se puede referir a Dios (confesar la grandeza de Dios), a Cristo (dar testimonio, confesar a Cristo ante los hombres; Cf Rom 10, 10), a la fe verdadera (confesión de fe, el símbolo del Credo).  Preferentemente se usa en relación a los propios pecados: reconocer y acusar el pecado ante Dios (Salmo 32, 5; 51, 5).  A veces forma parte de la Eucaristía: el Misal llama "confesión general" al acto penitencial con que se inicia la Misa (IGMR 29).Pero sobre todo se llama confesión a la acusación de los pecados ante el ministro de la Iglesia en el sacramento de la Reconciliación penitencial.  Es uno de los "actos del penitente" en este sacramento, junto al dolor interior, el propósito y las obras de conversión. La confesión puede empezar, si se quiere, con el "yo confieso" (Ritual 18). Tal vez es el acto más característico en la sensibilidad del pueblo cristiano, de tal modo que durante siglos al sacramento se le ha llamado "confesión, ir a confesarte", tomando una parte por el todo.El "Ritual de la Penitencia" (1974) y más tarde la instrucción de los obispos españoles "Dejaos reconciliar con Dios" (1989) motivan bien, dentro del proceso penitencial, el aspecto de la confesión: una parte necesaria del camino normal de la reconciliación por parte del penitente, que, como signo de su conversión interior, reconoce su falta ante el ministro eclesial y escucha de él la absolución es nombre de Dios y de la Iglesia.  La confesión individual, complementada por la absolución, es el único modo ordinario mediante la cual los fieles que han pecado gravemente pueden reconciliarse con Dios y con la Iglesia, tanto cuando se acercan al sacramento en su forma individual como cuando lo celebran comunitariamente.Incluso en la tercera forma, cuando no pueden realizarse la confesión individual ni darse la absolución a cada uno personalmente, deben haber de momento, según el Ritual, una "confesión general", quedando para cuando se pueda realizar el proceso íntegro la confesión individual o auricular.  El Ritual (n, 35).  Describe esta confesión general: se trata de manifestar con algún signo externo la conversión interior y el deseo de recibir la absolución el "yo confieso", un canto, el Padre Nuestro, algún signo corporal como el inclinar la cabeza o arrodillarse.


CONFESIONARIO: "Confesonario" o "confesionario" es el lugar donde se celebra la parte individual del sacramento de la Reconciliación.  Toma el nombre del aspecto más característico del mismo, la confesión de los pecados por parte del penitente al ministro de la Iglesia.Durante siglos esta sede penitencial era sencillamente un asiento abierto, a veces situado en la sacristía o en una capilla discreta de la iglesia.  Fue a partir de Trento, parece ser que por primera vez con san Carlos Borromeo, a fines del siglo XVI, cuando, para dar más solemnidad al sacramento, se empezaron a idear los confesonarios tal como nosotros los hemos conocido, a modo de habitáculo o garita con abertura delante y con rejas a los lados.Ahora se les llama "sedes penitenciales", o sea, una sede presidencial y a la vez penitencial, para que pueda tener lugar con tono celebrativo el encuentro eclesial de este sacramento.  También se estudia la renovación y adaptación de sus formas como mueble.  El episcopado español, en su instrucción "Dejaos reconciliar con Dios" de 1989, indicaba que "ha de evitarse que las sedes para el sacramento de la penitencia o confesionarios estén ubicados en los lugares más oscuros y tenebrosos de las iglesias como en ocasiones sucede.  La misma estructura del mueble confesionario, tal y como es en la mayoría de los casos, presta un mal servicio a la penitencia, que es lugar de encuentro con Dios, tribunal de misericordia y fiesta de reconciliación" (n. 79).  Y en otro documento anterior de 1978, en donde el mismo episcopado daba orientaciones sobre este sacramento, pensando seguramente en el nuevo gesto sacramental de la imposición de manos, pedía que las sedes de los ministros tengan una forma que sea apta para el desarrollo del rito íntegro (n. 71).ESPÍRITU SANTO: Es la persona divina que Dios nos da para que vivamos como Jesús.
EVANGELIO: Esta palabra de origen griego significa: "buena noticia". La Buena Noticia es el mismo Jesús, que vive con nosotros. Se llaman "Evangelios" los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento, que nos transmiten la Buena Noticia. 
EUCARISTÍA: Es una palabra que viene del griego y significa "agradecimiento, acción de gracias". Con este nombre se conoce también a la misa.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA: Significa que los discípulos deben repetir en memoria de Jesús lo que Él hizo y dijo en la Última Cena. 
HOSTIA: La palabra hostia significa "víctima ofrecida".  La hostia consagrada es Jesucristo que se ofreció para dar la vida a todas las personas
.IGLESIA: En griego, esta palabra significa "asamblea". "Iglesia" escrita con "I" mayúscula, significa la comunidad total de los cristianos en todo el mundo.
MISA: A la reunión eucarística:  actualmente se le conoce con el nombre de Misa, porque en latín, la frase con que se anunciaba que la celebración ya había terminado era: Ite, missa est.MISERICORDIA: Viene de dos palabras latinas que significan "miseria" y "corazón". Dios tiene misericordia por nosotros porque abre su corazón a todas nuestras miserias. También significa "Amor más allá de lo justo".
OMISIÓN: Dejar de haber hecho algo bueno que yo hubiese podido haber hecho
.PASIÓN: Los sufrimientos que padeció Jesús antes de morir en la Cruz.


PONCIO PILATO: Es el nombre del gobernador romano que mandó crucificar a Jesús.
RECONOCERSE PECADORES: Reconocer que nos hemos alejado de Dios, que es amor.
SACRAMENTO DE NUESTRA FE: Es el signo sagrado de nuestra fe.
 
Copyright © 2010-2021 Radio Seminario Designed by Parral Entertainment SLU