El próximo 17 de Noviembre se estrena en cines de toda España, la película "Una razón para vivir"; un emotivo drama dirigido por Andy Serkis y protagonizado por Andrew Garfiel y Claire Foy. Andy Serkis debuta en la dirección con un guión nominado al Oscar. El propio protagonista nos habla de la película.
¿Cómo fue encarar este proyecto?
Al leer el guión me sentí completamente desolado y conmovido pensé "si quieren que haga este papel, lo haré". Creo que eso suele pasar especialmente con los guiones de películas, y éste está ejecutado de manera tan magnífica y es tan poético y puro, que hace que te enamores de cada personaje. Me resultó mágico. Después de leerlo conocí a Jonathan Cavendish, el productor, en Los Ángeles y la magia siguió creciendo porque pude sentir la devoción que tiene por sus padres y por su historia. Que considerara que yo era la persona correcta para interpretar a su padre fue realmente conmovedor.
¿Cómo fue trabajar con Andy Serkis (Director) y Jonathan Cavendish (Productor)?
Andy es una persona sumamente alegre y un gran director. Cuando el director es también actor comprende la complejidad del proceso de actuación, que usualmente no ocurre con los que son solamente directores, así que fue magnífico. Andy es muy pasional y tenía una visión muy clara de cómo quería transmitir la historia y de qué quería generar. Es muy cercano al productor, Jonathan Cavendish, hijo de Robin y Diana Cavendish, los dos protagonistas de la película. Contar con la presencia de Jonathan en el set fue realmente especial, principalmente cuando filmábamos escenas de la vida de sus padres y de él. Fue realmente especial que permitiese que se cuente su historia; influirá a quienes la vean. Le estoy verdaderamente agradecido por dejarnos interpretar la historia de su vida.
Háblanos sobre la historia.
Es una historia que trata una circunstancia específica y la hace universal, ya que todos queremos que nuestras vidas sean: libres y felices, amando y siendo amados, ayudando al mundo a progesar con base en la compasión por el prójimo, intentando dar plenitud a sus vidas. Robin, tenía ese sentimiento de pertenencia y creo que la enfermedad lo hizo aún más fuerte, sin importar sus limitaciones físicas. Le hizo crecer, creer y luchar por los derechos humanos, sintiendo y haciendo sentir a los demás que merecen cada bocanada de aire que respiran, sin importar su raza, creencia religiosa, discapacidad o enfermedad. Creo que eso se convirtió en su credo.
¿Cómo fue la interpretación física?
La limitación física fue sumamente incómoda. Lo más interesante fue que Diana (Claire Foy) se convirtió en mi cuerpo, en mi forma de moverme en el mundo. La manera de conocer el cuerpo de Robin, mi personaje, fue a través de su esposa. Esa dependencia, especialmente para un hombre independiente que acostumbraba tener el control de prácticamente todo, resulta un gran golpe de ego. Creo que ese fue el mayor desafío para Robin.
¿Cómo fue trabajar con Claire Foy?
Es difícil explicar lo que Claire y yo encontramos en nosotros mismos tras terminar la película. Nunca había visto ningún trabajo de Claire hasta que empecé a trabajar con ella y debo confesar que su talento, su espíritu, su generosidad, su habilidad de expresar amor sin decir ni una palabra y su capacidad de amar incondicionalmente hicieron que fuese realmente fácil sentirse totalmente libre con ella, cosa que considero vital. La intimidad de Diana y Robin fue más allá de cualquier concepción normal de matrimonio, porque no sólo fueron pareja, ella también fue su enfermera. Al conocer a la Diana Cavendish auténtica pude sentir que nada de eso fue difícil para ella y creo que Claire logró captar e interpretar eso a la perfección.